
El arquitecto Cesar Aquino ha construido una carrera excepcional en el mundo de la arquitectura en Paraguay, evolucionando desde sus modestos inicios universitarios y colaboraciones en prestigiosos estudios hasta liderar una empresa integral que abarca no solo la arquitectura, sino también la construcción y el desarrollo inmobiliario. Una trayectoria marcada por la pasión, la dedicación y el compromiso con el talento nacional, que ha impulsado la innovación y la excelencia en cada uno de sus proyectos.
Desde sus primeros años en la facultad, Aquino se incorporó a un reconocido estudio de arquitectura, donde pulió sus habilidades y amplió su visión del diseño y la construcción. Al culminar sus estudios, se asoció con colegas para fundar su propio estudio, experiencia que sentó las bases de lo que hoy es una empresa consolidada y de gran proyección corporativa.
El crecimiento de su firma se ha forjado, en gran medida, gracias a la constancia, la perseverancia y el amor por la profesión. Actualmente, la empresa cuenta con más de 30 profesionales en su sede central, respaldada por una red de estudios satélites que potencian el desarrollo de grandes proyectos. Además de la arquitectura, Aquino ha incursionado, junto a sus hijos, en el ámbito de la construcción y el desarrollo inmobiliario a través de AV Desarrolladora, así como en la comercialización con la reconocida marca KW y con Solutio, empresa especializada en arquitectura comercial, visibilidad de marcas y trade marketing. Este enfoque integral crea un círculo virtuoso que integra diversas áreas del sector.
¿Qué consejo le daría a los nuevos arquitectos y desarrolladores que buscan ingresar al sector inmobiliario?
"Voy a hablar desde mi experiencia: tener la convicción de que las cosas bien hechas llevan a buen puerto. Cuesta, pero llegan. Siempre he creído que el proyecto de arquitectura es algo que hay que defender a toda costa. Hasta hoy seguimos insistiendo en que cualquier construcción debe partir de un buen proyecto. Muchas veces se levantan edificios sin siquiera un anteproyecto, y eso nunca puede terminar bien.
Siempre he sido un defensor de apostar al buen proyecto. Los jóvenes arquitectos deben creer en eso. Tarde o temprano, su esfuerzo tendrá recompensa. En el camino, se encontrarán con dificultades: perderán trabajos porque su presupuesto era “caro” para un proyecto ejecutivo, mientras que otro, con un anteproyecto mal hecho, se lo llevó. Pero así no funciona el verdadero crecimiento profesional. La clave es mantenerse firme y hacer que la gente valore el trabajo bien hecho.
Pasa en todos los ámbitos: hay marcas de relojes 50 veces más caras que otras, hay vinos que cuestan mil y otros que cuestan diez. Con el vino barato tomás cuatro botellas y al día siguiente te sentís fatal; con el bueno, con una copa ya marcás la diferencia. Lo mismo ocurre con la arquitectura: hay que apostar a la calidad. Y la calidad se logra con trabajo, dedicación y perseverancia. Tu trabajo tiene que valer mil porque realmente lo vale, porque detrás hay un proceso bien hecho: planificación, ejecución precisa y un compromiso con la excelencia. No es cuestión de cobrar caro porque sí; es cuestión de que lo que hacés tenga ese valor.
La buena arquitectura es invaluable, pero nadie quiere pagar mil por algo que en realidad vale cien. Y eso también pasa: hay quienes cobran mil y entregan algo que vale cien. Ese es el mensaje que siempre doy a los jóvenes arquitectos: hacer valer su trabajo. No hay proyectos más o menos, todo debe ser impecable. Desde la presentación inicial hasta la última etapa, cada paso debe reflejar calidad. El cliente debe sentir que en cada detalle hay valor, ya sea desde lo formal, lo funcional, lo sensorial o lo visual.
No hay que ceder ante la tentación de tomar atajos ni rendirse ante los obstáculos. Ningún camino es fácil, pero si querés llegar a donde te proponés, tenés que ser constante, dedicarte y perseverar. Eso es lo que realmente marca la diferencia."
¿Hacia dónde cree que se dirige la arquitectura inmobiliaria en Paraguay en los próximos años?
"En Paraguay hay muy buena arquitectura y excelentes arquitectos. Confío mucho en la gente joven, porque hay profesionales muy bien formados y preparados, a quienes se les debe dar la oportunidad de demostrar su talento. Eso significa abrir espacios, permitir que presenten sus ideas y, para ello, existen mecanismos como los concursos de proyectos.
Lamentablemente, acá hay muy pocos concursos y, cuando los hay, muchas veces están mal organizados. El gobierno tiene la obligación de incluir el proyecto de arquitectura dentro de las licitaciones públicas. Hoy en día, la obra pública ni siquiera contempla la arquitectura como parte esencial del proceso; todo lo manejan consultoras. Se licita una obra sin un proyecto arquitectónico sólido, cuando en realidad debería ser al revés: primero el proyecto de arquitectura, definido a través de un concurso, y luego la licitación de la obra basada en ese diseño. Esta es una deuda pendiente del gobierno que lleva años sin resolverse.
En otros lugares esto sí ocurre. En Formosa, por ejemplo, la empresa de electricidad tiene un edificio con un excelente diseño arquitectónico, producto de un concurso ganado por un arquitecto. Acá, en cambio, se hacen las cosas sin planificación. Se construyen escuelas técnicas sin un proyecto real, como si la arquitectura fuera solo un anexo, y por eso los resultados son deficientes. Muchas obras terminan mal ejecutadas o ni siquiera se concretan.
Lo que necesitamos es darles espacio a los jóvenes arquitectos. Hay demasiada gente talentosa y bien preparada que merece la oportunidad de demostrar lo que pueden aportar al desarrollo del país."
¿Cómo está impactando la sostenibilidad en la arquitectura y la construcción de nuevos desarrollos en Paraguay?
"En este momento, hay muy poca atención a este tema. Creo que la falta de estándares definidos hace que no se le preste la importancia que merece. La sostenibilidad abarca todo: desde quien vive en la ciudad hasta quien circula por ella, pasando por el impacto de la construcción en el entorno. Sin embargo, hoy no tenemos parámetros claros.
Actualmente, quienes trabajan en la sustentabilidad lo hacen por decisión y conciencia propia, pero para que realmente tenga un impacto, deben existir normas que exijan su cumplimiento. Así como hoy hay normativas integradas en el proceso de diseño y construcción, la sustentabilidad debería formar parte de ese esquema. Lamentablemente, esto avanza muy lento y aún se valora poco. Se habla mucho del tema, pero en la práctica se ve muy poco.
Es fundamental que le demos la importancia que merece, porque si no cuidamos el entorno en el que vivimos, estamos destruyendo lentamente lo mejor que tenemos. Y no hablo solo en términos físicos o ambientales, sino también en lo microclimático, lo emocional y en todos los aspectos que hacen que una ciudad sea habitable y disfrutable."
¿Qué medidas pueden tomarse para mejorar la planificación urbana en Paraguay y hacer frente al rápido crecimiento de ciertas zonas?
"Lo primero es que quienes tienen el poder de hacer cambios tomen conciencia. Como gremio, no tenemos la fuerza para obligar, pero desde el Colegio de Arquitectos y la CAPADEI trabajamos y apoyamos iniciativas clave para impulsar políticas fundamentales. Sin embargo, la implementación es muy difícil.
Hay un gran abismo entre el sector privado y el público. En la empresa privada estamos 20 años adelantados. Un ejemplo claro es la Avenida Aviadores del Chaco, una de las más importantes en inversión corporativa, pero con infraestructura vial, eléctrica y de comunicación del siglo pasado. No hay un acompañamiento real, y esto solo se agrava con el tiempo.
Muchos culpan al desarrollador y al emprendedor, pero, en realidad, hay que apoyar a quienes quieren invertir. Es el gobierno municipal y central el que debe proporcionar el soporte necesario para el desarrollo del país. No se trata de dejar de hacer porque no hay condiciones; se trata de avanzar y esperar que, con el tiempo, la infraestructura acompañe.
Se escuchan muchas críticas sobre el desarrollo inmobiliario, pero la realidad es que se construye porque se cree en el crecimiento, porque se invierte, porque es un negocio. Y claro, es un negocio, nadie construye un edificio solo para admirarlo. Sin embargo, también hay una responsabilidad: hay que hacer las cosas bien.
El problema es que, si el gobierno municipal no brinda facilidades, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Si así fuera, todavía estaríamos construyendo con caña y arena. Lo que falta es voluntad política, tanto a nivel nacional como municipal, para que el país pueda desarrollarse como corresponde. Se hacen cosas, no lo niego, pero hay que hacer mucho más para lograr un impacto real en el entorno."
Con el aumento de la inversión internacional en Paraguay, ¿cuál creés que es el aspecto clave que los inversionistas deberían considerar al desembarcar en el país?
"Me encantaría que los desarrollos que desembarcan en Paraguay contaran con un soporte nacional. Soy un defensor de la libre competencia, pero creo que es fundamental que las empresas que llegan trabajen con estudios de arquitectura locales. Hoy, cualquiera puede desembarcar sin trayectoria ni conocimiento del contexto, algo que en otros países no ocurre, porque sí o sí deben contar con un referente local.
No se trata de quitarle trabajo a nadie. Cada uno es libre de desarrollar su actividad profesional como prefiera, pero es clave que los arquitectos locales participen activamente en los proyectos. Ellos conocen las normativas, entienden las dinámicas de la ciudad y están inmersos en su desarrollo. Su presencia no debe ser solo de “cartel”, sino una colaboración real y activa. Hay muchos inversores que ya lo hacen, y ese es el camino correcto. Nosotros, por ejemplo, colaboramos en la Torre del Paseo 55 con Blue Tower Ventures Paraguay, y también en Nostrum con Altius Group Paraguay, manteniendo nuestra marca y nuestra identidad profesional.
Si bien en nuestro caso tenemos muchas oportunidades de trabajo, hay otros arquitectos locales que también necesitan esa posibilidad. Es fundamental que la inversión extranjera se integre de manera consciente, respetando las normativas y contribuyendo a un crecimiento racional y sustentable. Hoy, el desarrollo de la ciudad está ocurriendo de manera desordenada, y es urgente encauzarlo hacia una planificación más estructurada y sostenible."
Desde su perspectiva, ¿cómo influye la arquitectura en la valorización de un inmueble o en el desarrollo de una zona urbana?
“Estamos viviendo un fenómeno de desarrollo acelerado en la ciudad, con aspectos positivos, no tan positivos y negativos. Yo creo que la responsabilidad recae en todos: el profesional, el desarrollador, el arquitecto y el municipio, pues somos corresponsables de que las cosas salgan bien, mal o muy mal.
Para mí, buena arquitectura es respetar a la gente, al peatón, a los árboles, al ambiente y a la ciudad. Respetar no significa sacrificar otras cualidades en aras de rentabilizar por metro cuadrado. Un espacio se enriquece con buena luz y vista, algo que no se mide solo en metros.
Debemos cambiar la mentalidad del empresario; es tarea del arquitecto y, sobre todo, de la ciudad y el municipio, demostrar con números que otros factores también importan. Lamentablemente, estamos en un periodo difícil, con poca consideración por temas medioambientales, lo que contribuye a un crecimiento desordenado.
Asunción necesita, con urgencia, una “terapia intensiva” para enfrentar sus problemas. Hay que evaluar lo que se hace bien y cuestionar lo que falla, dando verdadero valor al centro. Entiendo el esfuerzo en la calle Palma, pero revivir el centro exige incentivar que la gente viva allí, por ejemplo, eximiendo o reduciendo impuestos a la construcción. Sin residentes, acciones puntuales como ferias o eventos no bastan.
La vida del centro depende de sus habitantes, que son la sangre que impulsa la actividad. Sin embargo, muchas veces se actúa al revés: se construyen oficinas de gobierno sin desarrollar adecuadamente las vías de transporte. Con la llegada de 4,000 funcionarios y el incremento en zonas como el “Puerto Madero de Asunción”, el sistema se saturará por la falta de tren, metrobús o transporte fluvial, algo que debió haberse resuelto antes.
Yo creo que Asunción necesita mucho cariño y, sobre todo, una planificación seria. Aunque se hacen cosas positivas, sin una visión ordenada el crecimiento se vuelve desastroso. La planificación es esencial para que la ciudad crezca de forma coherente y viva de verdad.”
¿Cuáles son los factores esenciales en el diseño de una vivienda bien planificada?
“El tema de la vivienda es muy personal, y somos corresponsables tanto de lo que se hace bien como de lo que se hace mal. Tenemos que ser los docentes de la gente y contarle qué se debe hacer. Es como cuando te comprás un traje: la diseñadora te explica lo que está en tendencia. La arquitectura no es moda, pero el paralelismo es claro: vos no le vas a pedir a la modista que te haga un vestido de los años 90 con miriñaques, porque la gente busca lo actual.
La arquitectura es el reflejo del pensamiento y la evolución del hombre. No tiene sentido, en este siglo y en este momento histórico, diseñar una casa que parezca de la época de los López; tiene que reflejar lo contemporáneo. La buena arquitectura se hace hoy y, dentro de 2 0 años, sigue vigente; es una arquitectura “clásica” que muestra el presente en que vivís.
El pensamiento del hombre hoy está saturado de información y falta digerirla para lograr lo que es la buena arquitectura. Siempre le doy el ejemplo a mis clientes, especialmente a las mujeres: así como te vestís, tiene que ser tu casa. No podés diseñar una casa con molduras y detalles que no van con tu estilo. Igual que tu auto es moderno y tiene líneas que te representan, la arquitectura debe transmitir lo que sos.
Pero, sobre todo, la gente tiene que ser feliz en el lugar donde vive, trabaje o se desarrolle. Imaginá a un cliente llamándote para agradecerte porque está sentado bajo el pergolado que diseñaste, disfrutando del paisaje; eso vale más que cualquier tarifa. La arquitectura debe resolver los problemas reales, como el tema de la vivienda. Querés una casa donde puedas ser feliz. Puede que se cometan errores, como ubicar mal el espacio de juego junto al dormitorio principal y generar un caos, pero la idea es resolver todo eso. Eso, para mí, es hacer buena arquitectura.”
En el ámbito corporativo, ¿cómo están evolucionando los espacios de trabajo y qué tendencias se están implementando?
"Nosotros trabajamos intensamente con multinacionales y hemos diseñado un sin fin de oficinas para empresas de primer nivel internacional. Siempre nos enfocamos en optimizar el funcionamiento interno, especialmente en grupos grandes, creando espacios de trabajo realmente agradables.
La mayor materia prima de una empresa es su gente, y hay que cuidarla. El cliente debe sentirse feliz, cómodo y disfrutar del espacio. Es clave contar con asientos ergonómicos, una visual agradable y espacios colaborativos que fomenten la interacción. Al mismo tiempo, es esencial ofrecer áreas de privacidad donde los empleados puedan atender llamadas personales o corporativas con tranquilidad.
Además, hay que respetar las tendencias y mirar hacia adelante. No podemos quedarnos atrás cuando tenemos tanto acceso a información y referencias. Hoy, el que no investiga es porque no quiere; con un solo clic podés acceder a todo el conocimiento necesario para abordar cualquier desafío. No hay excusas para no estar actualizado y resolver problemas de manera eficiente.
Estamos acostumbrados a trabajar con empresas corporativas y multinacionales que manejan altos estándares de exigencia. Para nosotros, eso es una gran enseñanza, porque al trabajar con empresas nacionales, transmitimos esas mismas ideas, marcamos pautas y ayudamos a generar una transformación en la cultura organizacional. Ese intercambio de conocimientos y visiones es algo que nos motiva muchísimo."
¿Cómo ha sido su experiencia colaborando con Altius Group Paraguay y cuál ha sido su aporte en el desarrollo de sus proyectos inmobiliarios?
"Brillante. Yo nunca dejo de valorar el lado humano, ya que me resulta difícil separar lo personal de lo profesional. En Altius Group Paraguay hay un equipo excepcional, tanto en el ámbito humano como en el profesional. Son excelentes profesionales que hacen las cosas como deben hacerse, guiándonos en cada proceso, análisis, investigación, acompañamiento y seguimiento de los proyectos. No se trata de ejecutar un proyecto de forma improvisada, sino de involucrarse profundamente en el desarrollo integral del entorno. Esto es fundamental para el progreso del país. Creo en incorporar talento extranjero para aprender, pero también es esencial que nosotros formemos y desarrollemos al talento local, ya que de eso depende el futuro de nuestra nación.
Más específicamente, en More del Sol tuve la oportunidad de colaborar con Carlos Ott en asociación con Ponce de León. Altius nos contactó inicialmente para desarrollar el proyecto de su showroom y, posteriormente, para liderar el diseño interior en un proyecto de Carlos Ott.
Como experiencia, participar en un proceso en el que todos aprendemos resulta invaluable: yo aprendo, mi equipo aprende, incluso el carpintero al que le damos el detalle de que tiene que ejecutar, y hasta el usuario final se enriquece. Si uno mira esta esquina donde esta More del Sol, y miras la otra esquina donde hay el mismo programa de arquitectura, con la misma tipología, con las mismas necesidades, son visiones de ciudad absolutamente diferentes. Y esa concepción de la ciudad, de entender que un edificio es parte de una ciudad, yo pienso que es un aporte a la ciudad, vos miras acá en la otra esquina, y ves ahí el área de servicio, un paredón, vos no entendés, como se puede desperdiciar y ser tan poco gentil con la ciudad, en negar una avenida tan linda como esta. Por ejemplo, se luchó por conservar ese árbol que era parte del proyecto, demostrando un compromiso genuino con un desarrollo urbano respetuoso. Creo que ese es el aporte real de la buena arquitectura."
¿Cuáles considera que son los proyectos más emblemáticos en los que ha trabajado y qué los hace especiales?
"Me preguntan mucho eso y el proyecto más importante en el que trabajé es el que voy a hacer dentro de poco, el futuro proyecto. Yo creo que todos los proyectos tienen su importancia. Le transmito a mi gente en la oficina que, ya sea que te contraten para hacer un edificio de 20 pisos o para reformar un baño, ambos tienen la misma importancia, porque el valor no se mide por la envergadura ni la complejidad, sino por el sentimiento humano.
Si hay un proyecto que me encanta es la casa familiar que nos hicimos en San Bernardino, ya que refleja el interés del dueño al cien porciento. La arquitectura se trata de conocerle a la gente, involucrarte con la gente, captar el sentir en la gente y poder plasmar finalmente eso dejando de lado el tema de los egos que tenemos todos. Muchas veces el ego se ensalza al ver tu obra, pero lo más importante es la satisfacción de un cliente que te dice: 'estoy feliz con lo que me hiciste'. Para mí, esa satisfacción del cliente es la mejor recompensa y el mejor trabajo."
En 2023 lanzó su podcast I Want to Talk About It, un espacio donde comparte experiencias con amigos, referentes de la sociedad y diversas personalidades. ¿Qué lo motivó a crear este proyecto y por qué considera importante escuchar y aprender de distintas personas, independientemente del rubro al que se dediquen?
“Yo me auto flagelo porque siempre siento que debo dar más a la sociedad, esa oportunidad que me brindó y aún me da. Hoy me siento privilegiado por seguir vigente. No me preocupa ser el número 1 o 2; me llena de satisfacción vernos en constante competencia y recibir el reconocimiento de quienes nos llaman.
Siempre he creído que hay que retribuir a la sociedad. Le dediqué gran parte de mi vida a la universidad, impartiendo clases de proyecto, historia de la arquitectura y arquitectura contemporánea desde el sexto curso hasta la pandemia, y aún hoy me conmueve que mis alumnos me saluden como "profe". Sin embargo, siempre pienso que es poco, y se me ocurrió recopilar las experiencias de personas y empresarios exitosos para mostrar que esa persona que llegó a donde llegó no llegó gratis ni por sorteo, sino que detrás hay toda una trayectoria muy importante que la gente no conoce y que tiene que conocer.
Entonces dije: "Voy a hacer Mirto Legrand, voy a hacer en mi casa de sábado, voy a editar, a cenar, voy a grabar y otra vez", porque quiero que mi gente, la del estudio y quienes comparten conmigo el día a día tengan la misma oportunidad que yo de estar en contacto con quienes trascienden en su rubro. He trabajado con empresarios, artistas y amigos del mundo del arte que cada día me enseñan algo nuevo, y quise compartir esas vivencias.
Así nació el podcast. Empezó como una idea puntual, pero cuando mis hijas me sugirieron grabarlo, me encantó la propuesta y arrancamos. Me di cuenta de que a la gente le gusta, porque estamos compartiendo experiencias de vida de 17 invitados sumamente significativos. Todo está documentado y la idea es, más adelante, transcribirlo y hasta convertirlo en un libro, dejando un legado que refleje el valor de este trabajo."